Las Dras. Gallo Peláez y Vlahusic expusieron en el Congreso en defensa de la nueva moratoria previsional

A continuación publicamos los textos completos de las intervenciones que fueron presentadas en la audiencia convocada el 15 de febrero pasado en la Cámara de Diputados para el tratamiento del proyecto de nueva moratoria que ya tiene media sanción del Senado de la Nación

Intervención de la Dra. Paola R. Gallo Peláez

Buenas tardes a todas las personas presentes. Quiero saludar especialmente a la Presidenta de la Comisión de Previsión y Seguridad Social Marisa Uceda, Sras. Diputadas, Sres. Diputados, compañeros y compañeras.

Quiero comenzar  dirigiéndome a aquellas personas que están en contra de convertir en ley el proyecto de inclusión previsional conocido como moratoria previsional, a  quienes han asistido a este encuentro democrático como a quienes no creen en estas formas de la democracia. La historia que tiene cada debate instalado en la sociedad nos da herramientas poderosas para reflexionar sobre nuestras posiciones, que no son nuevas, son antiguas, como antiguos los debates.

Tan solo 13 años después de la Comuna de París, conocida como  el primer gobierno proletario del mundo, pero también después de la guerra franco prusiana que pierde Francia,  el canciller Otto Bismarck crea en 1884 en Alemania el primer sistema de seguridad social.

 Por qué lo crea? El canciller alemán estaba convencido que si no creaban un sistema de seguridad social, no habría forma de detener el comunismo en Alemania.  Los empresarios entendieron que era una herramienta para protegerse ellos mismos de las ideas a las que tanto le temían, pero también porque era la única forma de garantizar la existencia de mano de obra en condiciones vitales mínimas.

Fue también el miedo al socialismo de la  URSS, lo que llevó al capitalismo a  crear los Estados de bienestar en el mundo capitalista donde la seguridad social fue la protagonista.

Fue la caída de la URSS, lo que hizo que retrocediera ese estado de bienestar en el capitalismo y el avance formidable en la acumulación de la riqueza en unos pocos, propia del proyecto neoliberal. Ya no había nada que temer.

Y así llegamos al siglo XXI en Argentina, al cual ingresamos con una crisis fenomenal conocida por todos nosotros como la crisis del 2001. Fue la crisis del sueño feliz del neoliberalismo, del fin de la historia, de la convertibilidad, de las relaciones carnales con EEUU, pero sobre todo fue la crisis producida en gran medida por el saqueo -aún inestimado en números- a la riqueza nacional de los y las argentinas. Me refiero puntualmente al tema que nos concierne hoy, al   patrimonio público del pueblo argentino, al sistema de la seguridad social, que fue saqueado por las AFJP y fugado. Debo hacer memoria y decir que ninguna de las promesas que en los años 90 hicieron las AFJP y el   sistema de capitalización individual fueron cumplidas. De hecho el balance fue desastroso: respecto a la cobertura, al inicio del sistema de capitalización, de unos 3.700.000 afiliados, aportaban 2 millones. En 2008, de 9 millones de afiliados sólo aportaban menos de 4 millones. Respecto al monto de las prestaciones: para el 2008, año en que se terminó con las AFJP, una persona con igual cantidad de aportes y sueldo se jubilaba en el reparto con un 60 o 100 por ciento más que en la capitalización

Ese balance desastroso dejó una deuda social profunda. La primera moratoria previsional implementada en Argentina en el siglo XXI fue para buscar paliar esa deuda social del sistema y fue el motor de la economía que activó el sistema capitalista. Hizo crecer el consumo.

La segunda gran crisis del siglo XXI fue la del 2008 y para hacerle frente a esa crisis en Argentina, se puso fin al sistema de saqueo de capitalización individual creando el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) e implementando otra moratoria. Se respondió a la crisis con seguridad social. Porque la seguridad social no es un gasto, es el motor de la economía capitalista. Pensar que es un gasto es un error conceptual, quien se beneficia de la seguridad social no son sólo los jubilados y pensionados, son los empresarios que viven o dependen del consumo interno.

Qué permitieron esas medidas? Que el capitalismo en Argentina gestione crisis a partir de las moratorias y tomando medidas como la creación del FGS, logrando que  sea el país con mejor cobertura de la seguridad social de América Latina.  Así, se convirtió la Argentina en paradigma de gestión de la crisis.

Unos años más tarde, llegó a nuestro país y al mundo otra crisis más, ocasionada por la pandemia. La gravedad del hambre en Argentina y el mundo  es alarmante, como alarmante es la concentración de la riqueza en esta crisis de la post pandemia. Con  la moratoria que estamos hoy defendiendo no podremos terminar con  ese hambre. Pero sí podremos reducirla, podremos lograr como país que los y las beneficiarias tengan PAMI, otro patrimonio público del pueblo argentino del que depende el buen vivir de cada persona que accede a una jubilación o pensión.

Colombia, Perú y Chile están gestionando hoy crisis de magnitudes importantes en términos de violencia y movilización social como consecuencia de haber tomado medidas opuestas a las que Argentina tomo en términos de seguridad social durante el siglo XXI. Y este país es hoy referente para la gestión de esas crisis.

Con el programa de inclusión previsional el Estado cumple la función de reparar parte del daño del sistema tal cual es: clasista, donde el desempleo y la precarización laboral son los secretos de las ganancias exorbitantes en manos de unos pocos.

Por otro lado, sabemos que estamos por empezar una nueva etapa del sistema económico y político internacional y por tanto de las relaciones de producción y de consumo. Pero sin duda será el trabajo, el mundo del trabajo, quien cambiará para siempre y en formas que no imaginamos aún.  La gran pregunta a la humanidad es como lo enfrentará. Pues la gran mayoría de la humanidad vive o sobrevive del fruto de su trabajo. Esta es la crisis a la que Argentina con el sistema de la inclusión previsional está proponiendo una forma de contenerla. Creo que es tan importante su impacto que deberíamos mantenerla y estudiarla con equipos de cientistas sociales que evalúen sus dinámicas, y efectos sociales, como una política pública. Sabemos hasta ahora, gracias a algunos estudios de investigadores e investigadoras del CONICET dedicados a esta temática, que estas moratorias transformaron las relaciones sociales de subordinación en la familia en una dimensión importante. Les dieron a las mujeres autonomía y capacidad real de abandonar convivencias de abuso y violencia de décadas, a las que eran sometidas por la dependencia económica, les dio a los y las adultas mayores capacidad de autonomía contra las violencias producto del abandono. Les dio la posibilidad de hacer turismo, de acceder al sistema financiero, las moratorias han salvado de la violencia intrafamiliar a muchas personas, porque les ha dado capacidad de decidir. El impacto que ha tenido en el cuidado de las infancias no ha sido medido aún -que yo lo sepa-, pero conozco casos a diario de menores cuidados por su abuelos y abuelas gracias a la moratoria previsional. Cuidar a quien cuida.

Estamos aquí defendiendo la protección de esa herramienta que da capacidad de decisión. Nos encontramos ante el futuro de los cuidados y el trabajo, ninguna persona que defienda los derechos para todas las personas, pero sobre todo de las  mujeres y la infancia debería estar en contra de esta ley. Es fundamental garantizar también el derecho para los hombres que no han tenido acceso a la jubilación por falta de moratoria para ellos, que han sufrido una discriminación negativa, por culpa de la PUAM que les dice: no tienes derecho a la moratoria porque tienes derecho a la PUAM, como si la PUAM fuera un derecho. La PUAM es asistencialismo  estigmatizador. La PUAM es el ideal del consenso previsional neoliberal.

Las distintas crisis sufridas por nuestro país, dejan una deuda social que se acumula y profundiza. El modelo neoliberal sigue dejando huella en la deuda social de Argentina, pues su estructura legal sigue en gran medida vigente. La Ley 24241  y el proceso judicial previsional, ambas de naturaleza neoliberal, siguen  vigentes. Es imperioso salir definitivamente del legado neoliberal para construir una mejor seguridad social.

Vivir más tiempo es un logro de la humanidad, es una posición ética defender esa concepción: vivir más y con dignidad.

La solidaridad es el principio  social que nos ha permitido sobrevivir como especie y evolucionar. Su concepción sin embargo está en disputa política. Durante la dictadura cívico-militar en Argentina, en el Ministerio de Economía de Martínez de Oz se instaló la concepción de la “solidaridad entre iguales” y se redujeron así las contribuciones patronales, las cuales fueron restituidas pero nunca en la medida de su origen. La solidaridad que defendemos no es la solidaridad entre jubilados, que termina enfrentando a los de la mínima con los de la máxima, pues los de la máxima perciben que cargan a los de la mínima injustamente. Creemos que la solidaridad que construye un país para la  igualdad es la solidaridad entre todos, entre diferentes. Y eso que significa? Que la riqueza debe ser solidaria con quienes fueron participes en la generación de esa riqueza.

Esta moratoria es poner en práctica esa solidaridad.

Termino mi intervención con una pregunta a quienes no quieren votar a favor de este proyecto de ley: Que harán ante la crisis del sistema? Más seguridad social o mas represión?

Muchas gracias

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Intervención de la Dra. Andrea Vlahusic  

Muchas gracias, Sra. Presidenta. Buenas tardes Sras. Diputadas y Diputados, Compañeras y Compañeros. Muchas gracias por la posibilidad de exponer en este importante ámbito.

En adición a lo ya manifestado que suscribo, quisiera formular algunas preguntas:

¿Cómo llegamos a esta situación?

¿Por qué resulta urgente y necesario tratar y aprobar en esta cámara el proyecto de Plan de Pago de Deuda Previsional, que ya cuenta con media sanción del Senado?

Ante la precariedad laboral que produjo el neoliberalismo en nuestro país, durante el gobierno de Néstor Kirchner se implementó una moratoria previsional de carácter permanente para hombres y mujeres (que había sido creada por la ley 24476 de 1995) que permite cancelar deuda previsional hasta el 30 de septiembre de 1993, siempre desde que la persona haya cumplido los 18 años.

Dado que esta moratoria cada vez fue resolviendo la situación de menos personas, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se creó la llamada “moratoria nueva” (por la ley 26970 del 2014) que permitió comprar aportes hasta el 31 de diciembre de 2003. Habida cuenta que también tiene fecha de corte, cada vez le fue sirviendo a menos gente. En los últimos años se fue prorrogando sólo para ser utilizada por mujeres, que son las beneficiarias mayoritarias de las moratorias, y su vigencia culminó el 31 de diciembre pasado.

Entonces ¿qué alternativa les queda a quienes hoy no llegan a los 30 años de aportes?

Hoy sólo les queda la PUAM. Esta “Pensión Universal para el Adulto Mayor” fue creada por esa ley ómnibus llamada de “reparación histórica” que se aprobó durante el gobierno de Macri en el año 2016 para aquellas personas (hombres y mujeres) mayores de 65 años que no perciban otra prestación y que no trabajen. Se les abona un haber que es el 80% de la mínima (o sea, actualmente $40.099) y no le permite a la persona continuar trabajando en relación de dependencia o de manera autónoma (salvo el monotributo social) por lo que tampoco pueden ir completando los aportes que les faltan para llegar a jubilarse.

Actualmente son mas de 200 mil personas las que cobran esta pensión o “jubilación de segunda categoría”.

Para quienes se oponen a crear una nueva moratoria previsional debido al gasto público que pudiera demandar, recomiendo la lectura del trabajo realizado por la Oficina de Presupuesto del Congreso sobre la Estimación del Impacto Fiscal de este proyecto, en el que se demuestra que el mismo tendrá un impacto fiscal positivo. En el mismo sentido, coincido con lo que manifestaba la Sra. Directora de Anses Lic. Fernanda Raverta en la sesión pasada cuando nos decía que “pagar jubilaciones es una inversión”. Claro está que las jubiladas y jubilados no se fugan el dinero a guaridas fiscales ni nada por el estilo, sino que gastan sus haberes en el mercado interno.

Asimismo, una moratoria es una muy efectiva medida de redistribución de la riqueza del país, destinada justamente a quienes trabajaron para generarla.

Adicionalmente, es un acto de justicia social y de reparación que nos permite reparar desde el Estado los daños que producen las desigualdades de clase y de género que el sistema genera. Ya sabemos que somos las mujeres las que en mayor medida sufrimos la precarización laboral o quedamos fuera del mercado de trabajo formal por dedicarnos a las tareas de cuidado. Sólo una de cada diez mujeres que llegan a los 60 años de edad cuentan con los 30 años de aportes.

De la información difundida se desprende que esta nueva moratoria estaría beneficiando sólo en el primer año de implementación a unas 800 mil personas, 80% de las cuales son mujeres.

Contando a los trabajadores y trabajadoras activos a quienes se les permitiría ir completando sus aportes para llegar a los 30 años mediante la cancelación anticipada, esta moratoria estaría alcanzando en lo inmediato a 900 mil personas mas, de las cuales el 60% son mujeres.

Decimos también de reparación, dada la responsabilidad del Estado en que todas estas personas que han tenido una vida de trabajo no cuenten con sus aportes. Debemos dejar de responsabilizar a las víctimas, que es lo que siempre hace el paradigma neoliberal. No es culpa del trabajador que lo único consigue es un trabajo precario, informal, “en negro”.

Resumiendo. Debemos tratar y aprobar cuanto antes este proyecto de moratoria previsional porque:  

Ø  Es una inversión que beneficia la economía nacional y tiene un impacto fiscal positivo.

Ø  Es una efectiva herramienta de redistribución de la riqueza de nuestro país.

Ø  Es un acto de justicia social y de reparación

Me despido con unos últimos interrogantes:

Si no se aprueba esta nueva moratoria,

¿Qué vamos a hacer con los cientos de miles de personas que estamos dejando fuera del sistema?

¿Cómo vamos a seguir nuestro camino como país con tantos compatriotas que se irán quedando al costado de la ruta luego de trabajar toda su vida?

¿Realmente queremos vivir en un país para pocos con cada vez mas excluidos?

Muchas gracias

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