La libertad y el tiempo en jaque. La herencia neoliberal en el proceso previsional

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Exposición de la Dra. Paola R. Gallo Peláez en actividad “La situación de lxs trabajadorxs jubiladxs y el Sistema Previsional”, organizada por el Espacio Jurídico y la Secretaría de Previsión Social de la CTAA Capital.

Muy buenas tardes a todos, todas y todes. Muchas gracias a la CTA Autónoma Capital por invitarme a participar de este encuentro y convocada en torno a la temática de la situación actual de los y las trabajadoras jubilados y pensionados. Un placer estar junto a  la compañera Margarita Noia, al compañero Guillermo Defays y al Dr. Eugenio Semino. Al Dr. Pablo Kleiman por invitarme.

Sabemos que el sistema de jubilaciones y pensiones que se instauró en los 90 en Argentina tuvo por objeto poner en manos del sistema financiero internacional grandes sumas de dinero para su negocio especulativo. Esa fue la condición del FMI para otorgarle préstamos a la Argentina. El endeudamiento a cambio del patrimonio público del pueblo, patrimonio que garantiza la realización de una vejez con dignidad.

Así se creó el sistema de capitalización individual junto al de reparto. En términos de derechos humanos podemos decir que esas enormes sumas de dinero que se pusieron en manos de los especuladores fue el patrimonio público de este pueblo, que es un derecho humano de los pueblos. Sin él,  la efectiva realización de todos los derechos económicos, sociales y culturales es imposible al igual que los derechos individuales como la libertad. Quién puede reconocerse libre si no puede elegir comer lo necesario para su subsistencia digna?

Al pueblo se lo engañó con promesas que nunca se cumplieron acerca de las bondades del sistema de capitalización como motor económico. Una gran estafa.

El neoliberalismo no sólo creó un sistema previsional para apropiarse de una gran cantidad de dinero perteneciente al patrimonio público del pueblo argentino, sino que diseñó un sistema judicial procesal para que los reclamos por inconstitucionalidad de ese sistema previsional que habían creado -y sabían que traía aparejado un mundo de violaciones a los derechos humanos- fueran una barrera de contención del descontento social, creando un fuero especial. Aclaro que el problema per se no fue la creación de un fuero de la seguridad social, el problema fueron los procedimientos que se le aplicaron. El neoliberalismo busca que todo el conflicto social se judicialice para que se contenga y en el procedimiento encuentra la tecnología neoliberal. Si es penal que la coacción sea veloz, si es laboral que tarde, que dilate. Así vistió en traje de once varas a la justicia previsional. Me explico: El 30 de marzo de 1995 se publicó en el boletín oficial la ley 24.463 llamada "de solidaridad previsional", del entonces ministro Cavallo. En esa ley se reformó el procedimiento judicial de la seguridad social. Se le dio aplicación al CPCCN (Código de Procedimiento Civil y Comercial Nacional), que tiene una concepción de las relaciones procesales muy distinta a las relaciones que deben darse en temas de seguridad social. Así, se complicó y extendió el juicio previsional con  un proceso de conocimiento pleno, con apertura a prueba, con traslado de la demanda, que en la práctica es anacrónica. Se estableció la segunda instancia, se crearon los juzgados federales de primera instancia de la seguridad social donde se le reconoció a la Anses carácter de parte demandada. Anses debe ser un ente de gestión y control, no la contraparte de aquellas personas  a quienes beneficia. Se creó el recurso ordinario ante la corte y así todos los casos previsionales fueron a la Corte Suprema! Una vez que se derogó el recurso ordinario para temas previsionales, se siguió acudiendo a la corte por vía del recurso extraordinario que presenta sistemáticamente la Anses y cuando sistemáticamente la Cámara Federal de la Seguridad Social se lo deniega, va en recurso de queja a la Corte. Esto es absolutamente desproporcionado e irracional.

Veremos estadísticas de la Corte Suprema al año 2018 que son contundentes.

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Veinticinco años después de esa creación tenemos unos juzgados colapsados de expedientes, que destinan el 75% de su capacidad de trabajo a la ejecución de las sentencias. Eso qué quiere decir? Que no se pagan bien las sentencias. Lo agotador radica en que esa ejecución viene luego de que nos llevó 7 años aproximadamente un proceso de conocimiento previo. Por supuesto que con esta situación, la litigiosidad es bajísima: menos del 10 % de los beneficiarios de una jubilación o pensión inician un reclamo ante la justicia. Qué expectativas se tiene de cobrar un haber justo en estas condiciones?

Hace veinticinco años los jueces dictan sentencias de inconstitucionalidad que se repiten y las leyes que se declararon inconstitucionales siguen vigentes. Por qué no se derogan esas normas si ya se sabe que en la justicia ordenan su inconstitucionalidad? Saben cuántos juicios se ahorrarían al año? Saben cuántos salarios de funcionarios y honorarios de abogados se evitaría pagar la ANSES después de 10 años de litigio? Toda esa economía de recursos se conseguiría si se derogaran esas normas declaradas inconstitucionales hasta el hartazgo por la justicia.

Cómo era antes el procedimiento judicial? Lo regía la Ley 23.473. Una cámara, una única instancia. Los reajustes tenían una sentencia en no más de 2 años.

 

Necesitamos que exista un proceso de reajuste de haberes regido por un código procesal previsional que se diseñe acorde con la naturaleza alimentaria de las prestaciones, que se corresponda con la idea de que la seguridad social se crea para cuidar a las personas de las contingencias de la vida como la muerte, la enfermedad y la vejez, donde el tiempo es todo.

Sería de mucha utilidad la creación de un equipo  de peritos en ejecución de sentencias en los juzgado que se encargue de elaborar las liquidaciones, nos ahorraría años de discusión sobre los errores en una liquidación y aliviaría en mucho el trabajo de los juzgados para permitirles ocuparse de otros asuntos que además son muchos.

Considero que el saqueo neoliberal no termina de existir en Argentina. Se han tomado decisiones valientes y soberanas para revertirlo como la estatización de las AFJP, la creación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad y la moratoria de inclusión previsional, que se feminizó y puso en la agenda el trabajo invisibilizado de las mujeres a lo largo de la historia. La ley de movilidad del año 2009 fue una muy buena ley, pero sigue siendo la jubilación mínima una prestación que pierde su carácter alimentario y ni hablar de sustitutiva del salario. Mientras no se garantice la sustitutividad de las prestaciones, existirán los juicios de reajuste. Si hoy el 70% de los haberes están en la mínima podemos decir  que el 70 % de las personas adultas mayores están bajo la línea de pobreza. Por qué digo que 70 % de las personas adultas mayores en argentina, porque la cobertura del sistema de reparto es ejemplo en la región.

Tenemos logros enormes, tenemos desafíos enormes también. Pero hay algo claro: cada vez que el neoliberalismo llega al gobierno la seguridad social en Argentina pierde. Este pueblo sabe cómo se consiguen imposibles. No por nada o casualidad es ejemplo mundial en su proceso de construcción de memoria, verdad y justicia absolutamente inédito en el mundo.

El sistema previsional no se quiebra, se quiebran los sistemas privados y siempre se quiebran del lado de los y las trabajadoras y los estados se hacen cargo. Hoy debemos luchar porque la riqueza creada en este país vaya en una medida importante a la seguridad social. Cuando hablamos de solidaridad del sistema como principio rector, como pilar del sistema nos referimos a eso: la riqueza producto del trabajo de la clase trabajadora debe ir a la seguridad social. El problema es que cada vez que un gobierno neoliberal llega al gobierno disminuye los impuestos a la riqueza, baja o elimina las contribuciones patronales  e inmediatamente dicen que el sistema previsional está quebrado y se sostiene que la solidaridad es entre los beneficiarios del sistema. No! La solidaridad es con los beneficiarios del sistema y debe provenir de la riqueza que ayudaron a construir. NO es ajustado a derecho aumentar la mínima a costa de las jubilaciones que superan la mínima. Es pretender que sobrevivan seres vivos en una bolsa cerrada compartiendo el poco oxígeno que queda.

El problema de los sistemas de seguridad social radica en que lo que va del siglo XXI la concentración de la riqueza se ha agudizado espectacularmente y el desempleo y la precarización del trabajo crecen sin parar. El sistema capitalista está generando esa dinámica y luego no distribuye la riqueza de la que se apropia.  Un sistema impositivo progresivo debe resolver esa tendencia. Hoy un trabajador genera mucha más riqueza que la que podía generar hace 50 años, gracias al avance de la tecnología. El problema es que al trabajador le siguen repartiendo en proporciones de subsistencia vital (cuánto cuesta que coma la cantidad de calorías necesarias para que vaya a trabajar, sólo eso) no su participación en la riqueza que genera.

El impuesto a las grandes fortunas es vital para diseñar el sistema que nos permitirá salir con esperanzas de esta crisis. Hasta ahora los números de la recaudación son catastróficos y la riqueza se concentró aún más y en modelos de negocios que están lejos de generar trabajo de calidad.

Venimos sufriendo la reducción de las contribuciones patronales desde la dictadura cívico militar neoliberal y ello ha hecho depender en gran medida los ingresos del sistema de la seguridad social del IVA, un impuesto tan regresivo como este. Por eso sostengo que desde que el IVA paga prestaciones, todo aquel que paga IVA está aportando desde los año 80 al sistema previsional. Reconocérselo con moratorias de inclusión previsional es un acto de justicia. Si hablamos de las mujeres y el aporte que hacen al PBI, podemos referirnos al informe presentado por la Dirección de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía, el que ubica al aporte del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado por encima del aporte de la industria y del comercio, ya que representa el 15 % del PBI. Las mujeres dedicamos en Argentina  diariamente 96 millones de horas a limpiar, cocinar, lavar, criar y cuidar de otres. Son en promedio 6 horas y media por día  y no recibimos ningún pago por ello. 9 de cada 10 mujeres se ocupan del trabajo doméstico y de cuidados. Las mujeres aportamos 3 veces más al PBI en el sector con mayor relevancia y más invisibilizado de toda la economía nacional.

El Derecho es ideológico, y cuando se lo explica en su dimensión histórica queda claro que es lucha. Hay que hablar claro por ello, en esa dirección entiendo la transparencia del sistema jurídico: sucede cuando aclaro el lugar desde el que hablo, reproduzco y disputo conciencia.

Aquí disponible el video completo de la actividad realizada el 3/09/2020.

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